“ Pero nosotros esperamos,
según sus promesas, cielos nuevos
y tierra nueva, en los cuales
mora la justicia.”
2 Pedro 13
En este pasaje la palabra "justicia" puede traducirse también “rectitud”. Tanta son las cosas torcidas a que nos van acostumbrando en todos los ámbitos de nuestra vida que hablar de rectitud parece un exabrupto o una antigualla del pasado. ¿Qué es rectitud?. El apóstol Pablo escribiendo a los Filipenses decía:
“Por lo demás, hermanos,
todo lo que es verdadero,
todo lo honesto, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre;
si hay virtud alguna,
si alguna alabanza,
en esto pensad”.
(Filipenses 4:8)
Repare el lector si alguna de estas cosas son las que se promueven en nuestra sociedad y nuestra cultura. Repare en la programación de TV, o el cine, o los abismos en que se puede caer en la Internet, o los juegos electrónicos y de computadora. O los fundamentos de los temas educativos y sociales que se promueven como la "nueva moralidad" que conduciría a la paz. Repare como estas cosas no reconocen frontera y se expanden por el mundo entero. Repare como las cosas que eran obviamente “sin virtud alguna” en el pasado emergen hoy como demandas y “derechos” a los que debemos curvarnos. Repare la rispidéz conque se recibe cualquier apelación a la normalidad o "rectitud", tal como era entendida - por lo menos en occidente - en tiempos en que los valores de las iglesias de Cristo eran aceptados universalmente (o por lo menos no eran contradecidos hasta la médula). ¿Es posible cambiar por medios humanos o "políticos" este temporal de basura sobre nosotros?. No, no es posible porque ya no existe consenso profundo sobre lo que es bueno y lo que es malo. Sobre lo socialmente aceptable y lo inaceptable. Sobre lo virtuoso y lo viciado, corrupto o torcido.
Por eso nosotros esperamos “cielos nuevos y tierra nueva” y sabemos que el Juicio esta decretado sobre este mundo.
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