“Los trajo después a las fronteras
de su tierra santa,
A este monte que ganó
u mano derecha.
Echó las naciones de delante de ellos,
Con cuerdas repartió
sus tierras en heredad,
E hizo habitar en sus moradas
a las tribus de Israel”.
Salmo 78:54-55
No solemos pensar en Dios/Elohim aquel que guía la historia hacia un fin, un propósito. Parece que todo fluye confusamente y a los tropezones. Pero no es así: Dios/Elohim está en el control y esto debe traer paz a nuestro espíritu. Dice Isaías 41:4:
¿Quién, desde el principio, ha ordenado
el curso de la historia? Yo, el Señor,
el único Dios, el primero y el último.
Y su propósito hoy, en torno al cual todo se ordena, es rescatar un remanente de Israel de entre las naciones y volverlo a Sion. Este es el Israel de Dios, su pueblo espiritual, redimido por la sangre del Cordero, el pueblo de un Reino que traerá Paz y Justicia al mundo venidero. Y así como la instalación de su pueblo carnal, el Israel nacido en las faldas del Sinaí, precisó de operaciones profundas en la historia de los pueblos que habitaban la llamada Palestina, ahora de nuevo hay allí tumulto.
El éxodo futuro del remanente de Israel a Sion será mayor que el primer éxodo. Y si aquel involucró solo a Egipto, este involucrara a todas las naciones de este mundo global, la "Sodoma y Egipto" planetaria, desde donde estamos siendo rescatados en forma portentosa para ser retornados a nuestra tierra.
E involucrará también al cielo, a donde concurriremos a la cena y las bodas del Cordero, y desde el cual descenderá el Hijo de Dios y Dios mismo - el Hijo de David - a habitar con los hombres.
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