“Aunque el Señor os ha dado
pan de escasez y agua de opresión,
tu Maestro no se esconderá más,
sino que tus ojos contemplarán
a tu Maestro”.
(Isaías 30:20)
No en vano se le llama a Isaías “el quinto evangelista”: él es un ejemplo notable de la integridad de la Palabra. Aquí alude a un pueblo que pasaría necesidades agudas, pero que un día escucharía a su Maestro. Y a continuación dice:
“Tus oídos oirán detrás de ti
una palabra: Este es el camino,
andad en él, ya sea que vayáis
a la derecha o a la izquierda.
La experiencia cristiana es una aplicación personal de la experiencia de Efraín, la descendencia del norteño reino de Israel desterrado entre las naciones, la casa de Israel a la cual le fue enviado el evangelio según instrucciones del Maestro (Mateo 10:5-7). Todos nosotros estábamos perdidos en nuestros pecados, oprimidos y con “pan de escasez” espiritual, y escuchamos el evangelio de Salvación. Y las palabras del Maestro vivieron en nosotros. Desde entonces la voz del Espíritu en nuestro interior nos avisa cuando nos desviamos a la izquierda o derecha para no salirnos del Camino.
¡Todo esto se anuncia en este breve pasaje!.
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