“La bondad de Dios te guía al arrepentimiento” (Romanos 2:4)



“He aquí, vienen días--declara el SEÑOR--

cuando el arador alcanzará al segador,
y el que pisa la uva al que siembra la semilla”;
Amos 9:13

Cuando leí por primera vez este pasaje, mas de treinta años atrás, tuve dificultad en comprenderlo. Pero hoy advierto su cumplimiento en la aceleración del tiempo producido por la globalización electrónica. Vivimos en un eterno presente, en una cultura plana. Es imposible meditar sobre ayer, porque el hoy se nos viene encima. Todo ha de ser instantáneo. Así, arador y segador se convierten en una sola cosa. Las noticias son instantáneas desde cualquier punto de la tierra y son sustituidas rápidamente por otras noticias también instantáneas antes de poder asimilarlas. Las distancias desaparecen, todo se abalanza sobre nosotros.

Es difícil hablar la Palabra en estos contextos. Es difícil tomar distancia para la introspección. Y luego de estos días acelerados que se profetizan vendría de improviso la restauración de Israel, el Reino de Dios, el Reino mesiánico, el levantamiento del Tabernáculo de David que esta caído:

“Restauraré el bienestar de mi pueblo Israel,
y ellos reedificarán las ciudades asoladas
y habitarán en ellas;
también plantarán viñas y beberán su vino,
y cultivarán huertos y comerán sus frutos.
Amos 9:14

Y Dios mismo morara con su pueblo. ¡Aleluya!

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