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El Pacto y la heredad
– “perpetuos” -.

En el manojo de promesas fundacionales de la historia de las naciones que le hiciera YaHVéH a Abraham leemos una de principal importancia:

“Estableceré un pacto contigo

y con tu descendencia después de ti,

de generación en generación:
un pacto perpetuo, para ser tu Dios
y el de tu descendencia después de ti.

“Te daré a ti y a tu descendencia después de ti
la tierra en que habitas,
toda la tierra de Canaán,
en heredad perpetua;
y seré el Dios de ellos”.
Génesis 17:7-8

Aquí se nos habla de dos cosas:

1) de un Pacto de YaHVéH con la descendencia de Abraham que se renovaría generación tras generación en forma perpetua (es decir, para siempre)

2) quienes renovaran ese pacto generación tras generación recibirían también al final, como herencia “toda tierra de Canaan” (que en el andar de la historia de ISRAEL recibiría el nombre de Sión).

En algún lugar debe de haber hoy – entonces - un pueblo que renueva generación tras generación el Pacto de Dios/Elohim – YaHVéH - con Abraham y ese pueblo debe de ser numerosísimo, tanto como su prometida descendencia. Y este pueblo no puede ser el pueblo judío ya que no es suficientemente numeroso como para representar la enorme descendencia de Abraham. Y además ese pueblo que buscamos debe de pertenecer a muchas naciones, porque la descendencia de Abraham formaría “naciones” y “reyes” – en plural -. ¿Dónde esta ese pueblo que renueva generación tras generación el Pacto con el Dios de Abraham? La respuesta la encontramos en el libro de Gálatas que en tres pasajes – por lo menos - nos saca por completo de dudas:

“Sabed, por tanto, que los que tienen fe,
estos son hijos de Abraham”.

Gálatas 3:7

“De modo que los que tienen fe son bendecidos
con el creyente Abraham”.
Gálatas 3:9

“Y si vosotros sois de Cristo,
ciertamente descendientes de Abraham sois,
y herederos según la promesa”.
Gálatas 3:29

Estos pasajes nos dicen que la descendencia de Abraham que renueva generación tras generación el Pacto con el Dios de Abraham – YaHVéH – es el pueblo cristiano, multinacional y multiétnico. Ellos son los “hijos de Abraham”, los bendecidos “con” Abraham que reciben en si mismos el peso de las promesas de YaHVéH . Y en el tercer pasaje citado se nos dice algo definitivo: que “si somos de Cristo somos descendencia de Abraham”, y, por lo tanto recibimos la herencia prometida: Sión.

Esto es un perfil que no hemos puesto en evidencia los cristianos, parece una extraña conclusión pero siempre estuvo en la Biblia: somos descendencia de Abraham y por lo tanto un día nos regresaremos a Sión.

Esto será cuando el “Hijo de David” restaure el Reino de ISRAEL, el “Tabernáculo de David que está caído” (Amos 9:11, Hechos 15:16), el “Reino de los Cielos” de los evangelios, o el “Reino de ISRAEL” por el cual los discípulos de Jesús/Yeshua preguntaron a su Maestro (Hechos 1:6).

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