“La bondad de Dios te guía al arrepentimiento” (Romanos 2:4)

el árbol que purifica el Templo






Hay un árbol que purifica en las fiestas que se aproximan y no es el “árbol de navidad": es el candelabro de ocho velas/luminarias que se enciende en Jánuca.

Dice así Wikipedia sobre la fiesta de Jánuca;

Jánuca (חֲנֻכָּה, y sin puntuación diacrítica חנוכה), llamada "la Fiesta de las Luminarias", es una festividad judía que se celebra por ocho días, y en la que se celebra la derrota de los helenos y la recuperación de la independencia judía a manos de los macabeos, y la posterior purificación del Templo de Jerusalén de los íconos paganos, del que se recuerda el milagro del candelabro, que ardió por ocho días consecutivos con una exigua cantidad de aceite.

Es por lo tanto una fiesta de purificación del Templo, a la inversa de las muchas contaminaciones que introdujo Manasés, incluyendo las imágenes de Asera. Y si bien es una fiesta judía siempre fue para mí algo estrechamente relacionado con el cristianismo.

La fiesta de Jánuca se estructura en torno al número ocho: “ocho días”, “ocho luminarias”. Y el "ocho" tiene que ver con el Mesías. En números hebreos simboliza: "la puerta" o umbral que hay que cruzar para ascender a un nuevo nivel espiritual: "Yo soy la Puerta" dijo nuestro Señor. Y el "octavo día" es en la “Fiesta de los Tabernáculos” el día en que se celebra el Reino Mesiánico Venidero/mundo venidero/athid lavo. También el “octavo día” es el “primer día” de la semana, el día de la cristiandad. El día de la resurrección.

Por lo tanto el encendido del candelabro/árbol de ocho brazos puede ser entendido como la iluminación del judaísmo (las siete luminarias) por el “Ocho”/Mesías de ISRAEL/Yeshua Hamashiaj/"Hijo de David". La octava vela/luminaria es la del medio, la que se enciende por último y reina sobre todas. Frecuentemente esta en una posición mas elevada que las otras.

Y es bueno reparar en otra costumbre de esta luminosa fiesta: el árbol/calendario de Jánuca se coloca en las ventanas significando que la luz que tenemos en nosotros la debemos compartir con todos. Otro principio cristiano.


Carlos Canosa/Jerusun


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