“La bondad de Dios te guía al arrepentimiento” (Romanos 2:4)



"Los discípulos fueron a despertarlo.
--¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! --gritaron.
Él se levantó y reprendió al viento y a las olas;
la tormenta se apaciguó y todo quedó tranquilo.
Lucas 8:24

Puedo recordar varias veces en mi Camino en que el Señor puso paz en las olas embravecidas a mi alrededor y salvó mi barca de un hundimiento inminente. Y no tuve palabras para agradecer, apenas pude dar gloria. Él es “socorro bien presente en las tribulaciones”. O, como en el caso del barco que llevaba al apóstol Pablo a Roma y finalmente se destrozara contra los arrecifes, Dios permitió que todos salvaron sus vidas. Esta es otra versión de la acción de Dios a nuestro favor. A veces nos quita lo que tenemos para incluirnos en un Plan mayor. Es un naufragio con propósito. En esa ocasión, Pablo pudo dar testimonio al mayor de la isla de Malta y atraerlo al Reino. Si el barco hubiera pasado de largo ese testimonio programado desde las eternidades no se hubiera producido.

Confiemos en que nuestro Señor puede hablarle al viento y las olas y calmarlas. Entonces “todo quedo tranquilo”.

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